20-12-2018 | di COOPI
Uru-Chipaya: un pueblo milenario nacido del agua y del viento
"Antes, antes que salía el sol", mucho antes de que naciera el sol, nacieron los Uru-Chipaya, representantes de la cultura viva más antigua de América Latina y de las tres más antiguas del mundo. Viva, es importante destacarlo, porque durante estos 4.500 años ni la fuerte presencia aymara de la zona, ni el imperio inca, ni la invasión española han logrado borrar los rituales, tradiciones y conocimientos ancestrales del pueblo Uru.
El pueblo de Chipaya, en la región de Oruro, en Bolivia, en la frontera con Chile, tiene, según el último censo, más de dos mil habitantes, pero muchos se ven obligados a abandonar el territorio para encontrar más oportunidades de empleo en el país vecino. El proyecto "Chipaya: recuerdos de agua y viento. Hacia nuevas formas de resiliencia comunitaria", financiado por AICS y implementado por COOPI, GVC y ASPEm, con la colaboración de Cebem - Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios. La intervención pretende crear oportunidades de empleo sin tener que recurrir a migraciones que, aunque temporales, pueden empobrecer el importante patrimonio cultural de Uru-Chipaya.
Este patrimonio cultural ha permitido a los Chipayas sobrevivir a lo largo de los siglos, defendiéndose principalmente de las dificultades del territorio en el que viven, entre el Río Lauca y el salar de Coipasa. Estos territorios han aprendido a domar, convirtiendo la crecida cíclica del río en una fuente de riego para los campos de cultivo (principalmente quinua, cañawa y papa) gracias a la utilización de terraplenes defensivos construidos según una técnica que se transmite oralmente de generación en generación. No es casualidad que se llamen a sí mismos "Qhas soñí", hombres de agua. Cada actividad, desde la agricultura hasta el manejo del agua, es precedida por rituales ancestrales para solicitar permiso a la pachamama, la patria. El agua, el viento y el sol son los principales protagonistas de la mitología de Chipaya, para recordar el estrecho vínculo que une a este pueblo con la naturaleza.
Y es precisamente la presencia de una cultura viva tan fuerte y arraigada en su identidad lo que hace posible promover este pueblo con vistas al turismo comunitario, que puede mostrar los aspectos más característicos de la vida de la nación Chipaya, y su inclusión en el circuito turístico tradicional de Bolivia, que une la zona del Lago Titicaca y la ciudad de La Paz con el Salar de Uyuni.