Bolivia: memoria y futuro de la etnia indígena Uru-Chipaya
31-01-2019 | di COOPI

Bolivia: memoria y futuro de la etnia indígena Uru-Chipaya

El proyecto "Chipaya: recuerdos de agua y viento. Hacia nuevas formas de resiliencia comunitaria", financiado por la AICS (Agència italiana para la cooperaciòn al desarrollo) y ejecutado por un consorcio de ONG, entre ellas COOPI, GVC (Grupo de Voluntariado Civil), ASPEm (Asociación de Países Emergentes Solidarios) y Cebem (Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios), se encuentra en su segundo año de actividad y tiene lugar en Chipaya, región de Oruro, Bolivia.

Región de Oruro, Bolivia

Chipaya está habitada exclusivamente por los descendientes del pueblo indígena Uru-Chipaya y es uno de los 11 municipios de Bolivia que han adoptado oficialmente una forma de gobierno basada en sus costumbres y tradiciones, tomando la forma de un municipio indígena autónomo, donde los procesos de toma de decisiones y la organización económico-social responden a las formas de autodeterminación. El territorio está organizado en 4 organizaciones basadas en la pertenencia a clanes familiares (Ayllu), lideradas por autoridades indígenas (Hilacata) que organizan actividades comunitarias, principalmente agrícolas, y distribuyen la tierra anualmente entre las familias según sea necesario.

La intervención aborda los problemas del pueblo Chipaya con una propuesta multisectorial que incluye:

  • la gestión del territorio y los bienes comunes (medio ambiente e infraestructura);
  • la gobernanza de los servicios públicos;
  • la valorización del patrimonio cultural;
  • el desarrollo económico local a través de iniciativas complementarias de turismo comunitario.

Para comprender mejor las facetas de esta increíble comunidad, proponemos a continuación tres testimonios recogidos en Chipaya, entre diciembre de 2018 y enero de 2019.

David Chino Copa, profesor de educación artística en Ayparavi (Chipaya), tiene unos 40 años, con ojos oscuros y cejas gruesas. Como todos los Chipayas, a menudo viste ropas tradicionales, el blanco del sombrero y el color claro del poncho predominan y contrastan fuertemente con el negro del cabello. Las largas pausas en las respuestas reflejan, desde lejos, la realidad de Chipaya, donde cada movimiento tiene un tiempo distinto y marcado. David Chino usa palabras sencillas, pero directas y ordenadas. En cuanto a las actividades artísticas de vídeo y fotografía, cuenta, de forma cronológica, todo lo que vivió con sus alumnos: "Los estudiantes se han quedado impresionados. Por primera vez", dice, "los estudiantes hicieron vídeos y fotografías con material reciclado y equipos digitales que todo el mundo podía permitirse. Los estudiantes de secundaria y preparatoria están ahora familiarizados con los elementos básicos de la toma de imágenes y el stop-motion y, gracias al trabajo de técnicos experimentados en audio y video, han construido un cuarto oscuro en la unidad educativa de Puente Topater (Ayparavi). El video, por otro lado, demostró ser una herramienta educativa para mejorar nuestra cultura. Ahora los estudiantes pueden exponer nuestras costumbres tradicionales y, al registrarlas, éstas permanecen como recuerdos. Sí, estas cosas han hecho un cambio” responde . “Los alumnos que más se interesaron, viendo retratos en fotos, se emocionaron y ahora pueden distinguir el valor de una imagen: porque desde el teléfono móvil la imagen se puede borrar fácilmente, mientras que ahora podemos tomar las fotos que quedan. Permanecen para la comunidad ". El proyecto permitió a los estudiantes iniciar un proceso de "autoidentificación" y "creación de memoria", tanto viva como digital.

David Chino Copa, profesor de educación artística en Ayparavi (Chipaya)

Uno de los otros beneficiarios del proyecto es Flora Mamani Felipe, presidenta del Comité para la Promoción del Turismo Comunitario. Aquí está su contribución: "El proyecto nos ayudará durante más de un año y este período nos permitirá consolidar nuestra iniciativa. Ahora la gente de Chipaya entiende la importancia del turismo y qué pasos eran necesarios para desarrollar el turismo comunitario. Mucha gente de mi edad emigra porque no hay trabajo en Chipaya. Actualmente soy el director de la empresa de transporte TransUru Chipaya. Es durante estos viajes que he conocido a los turistas que visitan Chipaya. De los turistas aprendí muchas cosas, por ejemplo, para darles una mejor acogida. Los cursos de formación organizados por el proyecto me ayudaron a mejorar la acogida”.

Flora Mamani Felipe, presidenta del Comité para la Promoción del Turismo Comunitario

Otra importante área de intervención del proyecto, elapoyo a las actividades agrícolas y el mejor aprovechamiento de los recursos hídricos, es la de Florencio Paredes, Hilacata de Ayllu Manazaya: "Nuestro territorio es totalmente salado, seco y arenoso y golpeado por el viento durante la mayor parte del año. Nuestros animales tienen que viajar varios kilómetros para llegar a las fuentes de agua. El forraje es también estacional y termina en mayo. Con el apoyo del consorcio, se han comprado bombas de agua de alta presión para regar el forraje sembrado cerca del río y para regar nuestros cultivos. De esta manera, esperamos superar los períodos de sequía y evitar que los animales mueran”.

Actividades diarias de riego de la comunidad Chipaya

Pronto el proyecto entrará en su tercer y último año de ejecución. El objetivo que nos hemos fijado ahora es fortalecer las habilidades adquiridas y acompañar a las autoridades y a la gente de Chipaya en una autonomía progresiva en previsión del cierre de las actividades.